Silencios Estereofónicos

Metanoia: Oda a la restaurada Catrina “Asunción”

SILENCIOS ESTEREOFÓNICOS

  • Los solemnes himnos del álbum doble “Pulse” de Pink Floyd acompañan el proceso de reconocimiento.
Félix Morriña/ Fotos: Marco Di Ortiz
Me debo a la vida, a la continuidad de la existencia, a la evolución, al cambio repentino, como el de largo alcance. Históricos días transitan a velocidades que escapan a la memoria con intenso calor veraniego. La vida se fuga entre tus manos y frente a tus ojos. Busco entre todos los sonidos, algo que me saque de mi íntimo trance finisecular, para ubicarme en tiempo espacio, presente inmediato.
¡Salir del trance!
Busco consuelo en la mítica mística música del disco “Pulse” (1995) de los ingleses maestros de Pink Floyd. Recuerdo con singular emoción, aquél memorable concierto de la única vez que la banda pisó suelo mexicano en 1994, para tocar selecto recital de sonido cuadrafónico en el Foro Sol del Autódromo Hermanos Rodríguez. Viví el sueño de todo melómano a los 24 años de edad. “Pulse” es el resultado de la gira de promoción del maravilloso disco “The Division Bell” (1994), con el cual tuvimos el privilegio de verlos en vivo y en directo en México a una de las mejores bandas de rock progresivo existentes en esta dimensión de la Madre Tierra.
Mientras suenan a bajo volumen “Shine On You Crazy Diamond”, “What Do You Want From Me”, “Learning To Fly”, “Coming Back To Life” y “Hey You”, en los altavoces del vetusto tocadiscos de bocinas escandalosas de casa, fijo la mirada en tus restauradas manos “Asunción”, La Catrina del Altiplano Mexiquense. Todos nos restauramos, nos rehabilitamos alguna vez en nuestra vida. No podemos escondernos de las cicatrices que la vida nos depara, ni ocultarlas por mucho tiempo, porque son ellas, las que nos recuerdan que hemos vivido, que ha valido la pena ser y estar, con todos los altibajos que eso conlleva.
Recorro inquieto los pasillos de la Casa Museo del Barrio de Santa Cruz de #MetepecPuebloMagico del maestro artesano alfarero y líder de la banda Orines De Puerco Punk Rock, Miguel Angel Gonzalez Mesillas, mejor conocido en el barrio como “El Boti”, encargado de crearte y ahora restaurarte las manos adorada Catrina “Asunción”, tras el accidente en casa de tu dueña. Tras las fotos del joven maestro de la lente Marco Ortiz, el veterano maestro me recuerda que debe cuidarse con delicadeza toda obra, sobretodo, si es del poco barro que nos queda en Metepec. El futuro de la alfarería en este Valle de Toluca, está destinado a desaparecer a largo plazo, según el propio creador de la Catrina “Asunción”.
La poseedora de esta obra de arte en barro, sabe lo mucho que significa esta singular pieza hecha por uno de los mejores maestros en la materia en el altiplano mexiquense. Conoce el sentir de los entes creadores de obras por encargo, o hechas con libre albedrío, por lo que nunca uno vuelve a ser el mismo tras una lucha por la vida, como una obra de arte tras un accidente y ser restaurada, rehabilitada, para seguir alegrando la existencia para quien fue hecha.
Los solemnes himnos del álbum doble “Pulse” de Pink Floyd, me acompañan en este proceso, en el constructo de la sanidad mental; en la continua búsqueda de lo excelso; de la reconstrucción y rehabilitación de la paz interior; de calmar el dolor interno espiritual, más fuerte que el físico; de hacer que vuelva la alegría, la abundancia, la prosperidad y un fluido futuro ajeno a la incertidumbre, ¡porque Yo Soy Mi Camino!
El proceso de transformación que cambia la forma de pensar, sentir, de ser o de vivir de alguien se llama Metanoia, palabra griega cuyo significado es: “Meta”-Más allá; “Noia”-De la Mente. “Metanoia”-Más allá de la Mente. Me ciño a este pensamiento y procedo a comprender mi evolución, mi cambio y el despido de todo aquello que no trascienda y que me haga daño. Todo lo que no abone, queda desechado, transmutado en fuego en la multiplicidad del tres en tres, hasta el nueve.
“Asunción”, vivo con intensidad la relación del fuego, la del mágico muégano; la de memorables emociones; la del 12 como número maestro, el de la enseñanza, la maestría con encanto. Me siento como el escritor argentino Jorge Luis Borges (1899-1986), en el goce de sentirse triste dentro de la aparente abundante fiesta diaria. La belleza del día a día, se pierde en la dimensión de la misma intensidad del sentimiento contrario.
Nos debemos a la existencia, no ella a nosotros. Borges nos enseñó que la brevedad debe ser una predilección y evitar a toda costa la desdicha de la inmortalidad. Sigamos moviéndonos por ahí a gusto y placer. ¡Libres! Te recibo con los brazos abiertos cada vez que desees, siempre y cuando, siga presente. Hagamos de este desierto, agua. Reinventémonos, como reverdece el día tras día, hasta cumplir con su natural ciclo.
¡Que todo lo vivo, permanezca hasta antes del nuevo día, como al amanecer!
Recuerde: ¡Nos buscamos, nos vemos, nos escuchamos, nos entendemos!
Pink Floyd, “Pulse”:
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