«Pueblo Salvaje II», lo más reciente de Manuel Carrasco

Redacción
«Pueblo Salvaje» no es un himno a la tristeza sino un canto a la vida, donde Manuel Carrasco demuestra que de las inseguridades y los malos momentos se sale a base de orgullo y por tu propio pie, aunque sea de la mano de quienes nos quieren; por eso nos deja claro que sentirse igual que “un vaso vacío que espera que alguien lo llene” no significa que no te sientas a la vez “el indomable, el clavo que no se deja clavar». Uno puede romperse la camisa y después usarla de bandera.
Este disco junta letras dignas de ser escuchadas y músicas que piden a gritos ser bailadas, contagia una alegría inteligente. Su esencia es flamenca, paro sus raíces están aquí y en América, la del sur y la del norte, buscan territorios propicios para reivindicar la naturaleza, el regreso a lo auténtico, lo que lucha por mantenerse puro en mitad de tanto ruido y tantas vanidades, lo que no ha sido domesticado y aún merece que se pelee por ello.
Esa idea combativa está, por ejemplo, en «Tengo el poder», tan festiva y tan popular, con sus trompetas de feria o desfile, pero donde se nos vuelve a animar a rendirnos sólo si es para ser más libres. Y si hace falta cruzar una línea roja, porque al otro lado está lo más divertido, pues se hace al ritmo de un son cubano, como en «Prohibida». O nos vamos de discoteca en «La reina del baile» esa persona que te hace pensar: “me toca la lotería todas las noches con ella.” Todo un eslogan romántico.
«Pueblo Salvaje» nos recuerda que lo que distingue las cosas realmente importantes es que no son cosas y nos da un consejo: cuida y cuídate. Por eso es un disco tan bello y tan humano.