Redacción
La noche en Metepec se iluminó con lentejuelas, risas, y un derroche de carisma cuando Burrita Burrona y Turbulence Queen pisaron el escenario del Teatro del Pueblo. El recinto ferial fue testigo de un espectáculo que rompió moldes, géneros y expectativas, consolidando a estas artistas como íconos del drag contemporáneo mexicano.
Desde su aparición, Burrita Burrona, el entrañable y audaz personaje creado por Iván “Momo” Guzmán Cruz, capturó la atención del público con su inconfundible estética: una botarga que combina lo adorable con lo provocador, que toma prestados elementos del drag clásico y los transforma en una propuesta totalmente fresca, lo que ella misma ha acuñado como “mascotidrag”. No es solo un juego visual, sino una declaración artística que expande los límites del drag, mezclando performance, humor norteño, sátira social y ternura surrealista en una sola figura escénica.
A su lado, Turbulence Queen demostró por qué ambas son consideradas las dragas del momento. Con presencia escénica desbordante, soltura vocal y un dominio del humor punzante, su química con Burrita es orgánica, casi telepática. El dúo presentó un espectáculo hilado con picardía, improvisación, playback impecable, y sobre todo, una conexión entrañable con su audiencia, que no dejó de corear, reír y ovacionar durante todo el show.
El programa incluyó segmentos de comedia, interacción directa con el público, parodias musicales y momentos emotivos que apelaron tanto al orgullo de la identidad como a la celebración de lo auténtico. El evento no solo entretuvo, sino que también reivindicó el arte drag como una herramienta poderosa de crítica, alegría y resistencia cultural.
La presentación en Metepec no fue solo un show más: fue un fenómeno artístico-popular que refrenda la vigencia del drag en el México actual. Burrita Burrona y Turbulence Queen no solo nos hacen reír —nos hacen pensar, sentir y abrazar lo diverso desde el gozo.
